Juguetes tradicionales de Canarias.

Los niños y niñas siempre tienden a imitar en sus juegos, las actividades de los mayores. En Canarias, dada la importancia de la agricultura y ganadería, muchos juguetes representaban las tareas diarias de estos sectores. Los más “chinijos” jugaban y creaban sus juguetes con lo que tenían más a mano, pencas de tunera, cañas, latas de conserva, palos, etc.

"El juguete es la vida a pequeña escala, es su réplica". En una sociedad rural, en la que la vida transcurría entre el trabajo agrícola y los quehaceres cotidianos en casa, los juegos tenían que representar necesariamente esas labores.”

En el siguiente video, podemos ver la realización de juguetes artesanales de Canarias. Como siempre gracias al gran trabajo etnográfico de Eugenio Monesma. Concretamente en la Aldea de San Nicolás en la isla de Gran Canaria.

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“Estos juguetes perviven como una prueba irrefutable de las carencias de tiempos pasados que, lejos de amainar el afán creativo, avivaron la imaginación y las habilidades manuales para satisfacer la necesidad infantil de jugar.”

Imagenes de http://www.proyectolaaldea.com/

Imagen de https://www.bienmesabe.org/

Las duras condiciones de vida de la época, se reflejan en el juguete tradicional: en su austeridad, en la reutilización y el reciclaje de materiales, realzaban la originalidad y creatividad de los más pequeños. Los juguetes eran un reflejo de la situación en el archipiélago.

Y es que a través del estudio de los juegos y juguetes se puede hacer un análisis socioeconómico. Incluso analizando los materiales empleados en su fabricación, podría trazarse una cronología de los cultivos mayoritarios en cada época.

Imagen de http://marcosbritom.blogspot.com/

Así, puede decirse que desde 1850 a 1950 es la época de los juguetes realizados con hoja de penca. De 1950 a 1970 empezó a hacerse más frecuente los juguetes de badana y de verguilla, mientras que de 1960 a 1970 las latas empezaron a dominar la fabricación de juguetes en el campo. A partir de 1970 se considera que empieza a penetrar en las islas el juguete industrial que acabó prácticamente con el artesano.